Recorriendo las calles, pregonando por las esquinas y negociando con su mercancía, el ropavejero es un personaje de las ciudades de México que sobrevive a pesar de los cambios en las leyes y la tecnología que amenazan su oficio.

Aunque su manera de operar y su giro han ido cambiando con el paso del tiempo, lo herederos de este antiguo oficio aún trabajan largas horas para ganarse la vida intercambiando bienes. Pero, a todo esto…

¿Qué es un ropavejero?

El oficio de ropavejero es uno de los más antiguos que hay. Se puede rastrear hasta la Edad Media, con los buhoneros, que intercambiaban y vendían bienes y productos en las calles de Europa.

En México, los ropavejeros eran muy comunes en el siglo XX. “Ropaaaaa, zapatos que cambie por melcochaaaaa”, era un grito muy conocido, que se escuchaba por las calles de la Ciudad de México en la década de los cincuenta. Los ropavejeros recolectaban ropa, artículos viejos o usados y todo tipo de chatarra, pagando con servicios de jardinería, objetos hechos de loza o incluso dinero en efectivo.

Durante muchos años, el oficio de ropavejero era como cualquier otro, en cuanto daba lo suficiente como para mantener a una familia y sacarla adelante.

Foto: ntrzacatecas.com

De ropavejero a chacharero

“Se compran colchones, tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendaaaaaan”. Los habitantes de la capital conocen muy bien este anuncio, que hasta hace poco se podía escuchar todos los días en las calles, a través de potentes equipos de perifoneo.

Se trata de los chachareros, los ropavejeros modernos, quienes recogen todo tipo de electrodomésticos y fierro para vender en mercados, zonas como Tepito o en depósitos especializados. Así, estos personajes han ocupado un lugar muy peculiar en la economía, recuperando las cosas de las que aún se puede obtener una ganancia pero de las que otros prefieren deshacerse.

Foto: excelsior.com.mx

Sin embargo, en 2017 entraron en vigor las reformas a la Ley de Residuos Sólidos del Código Penal de la CDMX, que prohíbe recolectar residuos a quienes no cuenten con una certificación oficial del gobierno de la ciudad, lo cual dejó sin trabajo a los chachareros, que normalmente operaban en la informalidad.

Aunque en otras ciudades de México estos ropavejeros modernos aún operan, es muy posible que leyes similares se aprueben a lo largo y ancho del país en lo próximos años, lo cual podría significar el fin de este noble oficio que sobrevive a la modernidad.

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