Una princesa, piratas y milagros: conoce el origen de la famosa china poblana

El traje de china poblana se ha convertido en una imagen icónica de la cultura en Puebla pero ¿qué es una china poblana y cuál es el origen de este término?
Para responder a esta pregunta, tenemos que embarcarnos en un viaje hacia el pasado. El origen de la china poblana está ligado a una leyenda y sus múltiples versiones. Una historia que, contra todo pronóstico, comienza en la India.
A principios de siglo XVII, una princesa de aquellas tierras llamada Mirnha -o Mirra, dependiendo de la versión- fue raptada por piratas mientras caminaba por la playa. La doncella fue transportada hasta Manila, en las Filipinas, en donde existía un gran mercado para la compra y venta de esclavos.

Foto: yoanu.com
Mientras tanto, en México… el Marqués de Gálvez, Virrey de la Nueva España, le encargó al Gobernador de Manila, que también era territorio español, que le comprara esclavas “de buen parecer” para que sirvieran en su palacio. Así fue como la princesa india se embarcó al continente americano.
No fue el virrey, sino la familia Sosa de Puebla, quien adquirió finalmente a la joven, cuyo aspecto y vestimenta resultaban misteriosos para la gente de este lado del mundo. “La china”, le decían -era una época en la que todo lo que viniera de Asia recibía ese mote, ya que no había conocimiento de la diversidad de culturas del continente asiático.
Algunas versiones aseguran que lo de “china” era porque los Sosa la obligaron a casarse con Domingo Suárez, un esclavo de origen chino. En todo caso, la que alguna vez fuera princesa en la India, en la Nueva España era conocida como Catarina de San Juan.
La joven, incapaz de eludir la nostalgia de su tierra natal, confeccionaba faldas con el colorido estilo de la India, para asombro de los locales. Sus atuendos, adornados con chaquiras y lentejuelas, comenzaron a ser reinterpretados por las modistas indígenas, quienes le añadían su toque.

Foto: poblanerias.com
Así fue como surgió el traje de la “china poblana”, inspirado en una mujer que no era ni lo uno ni lo otro. Al menos eso es lo que cuenta la leyenda.
Se dice que Catarina de San Juan pasó sus últimos años en el Convento de Santa Catalina, dedicada a la vida eclesiástica. Según esta historia, la extranjera llegó a ser venerada por los milagros que concedía y las visiones de la Virgen María que tenía. Supuestamente, la Santa Inquisición tuvo que prohibir el culto a Catarina de San Juan entre los fieles católicos.
Si te gana la curiosidad, puedes ir al Templo de la Compañía en Puebla. Ahí se encuentra una lápida bajo la cual descansan los restos de una Catarina de San Juan, lo cual le ha ganado al recinto el sobrenombre de “la tumba de la china poblana”.
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